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Los vehículos de hoy son capaces de percibir el mundo a su alrededor y actuar en función de lo que perciben. Pueden ofrecer seguridad, comodidad y practicidad a los conductores y pasajeros, así como comunicarse con ellos de una forma que nunca se había hecho. Y cada año lo hacen mejor.
Pero los vehículos no podrían hacer nada de eso sin la conectividad de datos adecuada, es decir, el «sistema nervioso» del vehículo que enlaza los diversos sensores y accionadores del vehículo con el «cerebro» de sus plataformas informáticas. A medida que los sensores y computadoras se perfeccionan y que los vehículos son cada vez más definidos por el software, los requisitos de ancho de banda para esas conexiones de datos aumentan rápidamente, sobrepasando las capacidades de las redes tradicionales.
El sector ya ha visto explosiones de datos con anterioridad, ya sea en centros de datos, oficinas u hogares, y puede aprovechar las lecciones aprendidas a lo largo de décadas para el reto relativamente nuevo de definir redes de datos para aplicaciones automóviles. No obstante, los vehículos tienen necesidades únicas, por lo que responder a ellas de la forma más segura y rentable sentará las bases para una mayor innovación.
